Se cometen delitos de odio por aporofobia, especialmente contra personas sin hogar, porque “tal sentimiento y actitud son adquiridos” y están basados, por ejemplo, en estigma que acompaña a las personas sin hogar, en los estereotipos que los deshumanizan y les restan dignidad.
Algunos jóvenes, insultan, humillan y agreden físicamente a los más pobres basándose en prejuicios de superioridad e intolerancia.